Hoy en Nayarit, los lectores del acontecer político, gubernamental, de las instituciones de la sociedad, nos debatimos en la singular encrucijada que nos someten estas dos actitudes existenciales, somos optimistas o pesimistas, y ello depende del lugar en que nos encontremos, y desde luego van imbricadas en la visión que tengamos de la política.
Los optimistas que están fidelizados con el gobernador Toño Echevarría, pese a los innegables ejemplos de ineficacias manifiestas, están en el lado positivo de este singular acontecer, son muy pocos por cierto; este optimismo puede ser también una variante de la ingenuidad, o una degradación del pensamiento constructivo que termina confundiendo el deseo con la realidad; lo que les he dicho, la interpretación ingenua de la realidad.
A contrario, se está diseminando en el imaginario colectivo de la sociedad, la mirada pesimista que solo aprecia el lado sombrío del acontecer gubernamental. El pesimismo puede conducir a la duda paralizante, a la desesperación o a la derrota; no hay estímulos para evitar caer en esa actitud, así el pesimismo puede ser también un acto de lucidez que permite separar las realidades de las ilusiones.
Quienes pretendemos darle racionalidad a todos los actos de nuestra sociedad, que somos exigentes con nuestra propia conducta, estas actitudes: optimismo enajenante y pesimismo de la razón como orientación existencial, son antes que nada, realidades probables, de nuestro valor adaptativo, del cómo nos encontramos en esta sociedad.
Y en realidad no tenemos estímulos para ser optimista; desde siempre hemos sido interlocutores de los hombres en el poder, sean del signo que hayan sido; hoy, son inasibles, no contestan sus teléfonos, siempre están en reuniones y nunca dan la cara a la sociedad, a los medios; resulta incómodo ir a las oficinas y encontrarse con rostros de gente que nunca ha tenido un pie en la contienda social, que desconoce a los activos protagonistas de la mass media local.
¿Cómo podremos sobrevivir en el entramado político-institucional de este gobierno..? aceptemos todas las contradicciones y deficiencias que tienen; y por eso tendremos que ampliar nuestra resiliencia, manifestando siempre nuestro desacuerdo con sus maneras equivocadas, ineficientes y retrógradas de hacer las cosas. Infamita vergogna…
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