Se ha institucionalizado el acto cívico de rendir honores a los símbolos patrios y leer la liturgia de las efemérides cívicas del Estado mexicano, por parte del Tribunal Superior de Justicia, desde la llegada a la presidencia de magistrado Pedro Antonio Enríquez Soto que de esta manera, responde a sus orígenes de haber sido educado en escuelas oficiales y bajo la doctrina del liberalismo mexicano.
El día de ayer, le correspondió disertar en el primero de estos eventos del 2017; ya con la consolidación de su cultura política, Pedro Antonio sabe mandar mensajes subyacentes a sus pares del legislativo y ejecutivo; para la sociedad y, también hacia el interior del todo el aparato del poder judicial.
Esta vez, se metió en el difícil territorio de las actitudes personales y el sentido de pertenencia de todos aquellos que laboran en el poder judicial, puesto que hizo un sentido llamado a la responsabilidad individual, y del cómo se conducen, no solo en su trabajo, sino al interior de sus familias, e inclusive en el manejo de sus niveles de consumo.
Señaló los días difíciles que enfrenta el país: “que vemos una sociedad en problemas, descontento social, crisis en la economía, alza inaudita de los combustibles, manifestaciones sociales que atentan contra los propios ciudadanos que con el mismo enojo y reclamo defienden su patrimonio y sufren las mismas consecuencias de lo que hoy denuncian”
Empero, con la disposición justicialista que tiene el togado, no se fue por el pesimismo sino que recomienda: “debemos apostar siempre a la esperanza, a la concordia, al trabajo personal y en equipo, que es el único motor de desarrollo de las familias y sus comunidades”.
Señaló que en los momentos de crisis, es cuando los seres humanos dan las mejores batallas para sobrevivir y vencer las adversidades: “Es en las crisis cuando descubrimos capacidades, habilidades y fortalezas que tal vez desconocíamos tener”.
Y frente a la dicotomía de las conductas sociales, recomienda a sus pares y personal que labora en el TSJ que es menester: “ocuparnos de las cosas importantes significa ocuparnos de aquello que solo es responsabilidad personal; de nuestra salud, del trabajo, de la familia, del cuidado de los hijos, de nuestra economía familiar, de contribuir a ser ciudadano responsable con su comunidad”.
Entusiasta que es, Pedro Antonio le dijo que los retos sociales del año, se enfrentan con una “activación positiva”, sin desazón y con el ánimo bien puesto en el trabajo.
LA EFICIENCIA INSTITUCIONAL
Ante los distractores sociales de todo tipo, el magistrado presidente enfatizó en su mensaje: “cuida tu familia, cuida de tu esposa, esposo, cuida de tus hijos, de tus padres, por ellos decimos trabajar y los distractores permanentes nos hacen alejarnos cada vez mas de ellos.
Cumple con tu jornada diaria de trabajo y aprovecha las horas siguientes para dedicártelo a ti y a los tuyos. Llevarse trabajo a casa es un círculo corrupto de ineficiencia en la administración del tiempo. Le quitas eficiencia al trabajo y le quitas eficiencia a tu familia”.
Pedro Antonio tiene muy marcada la exigencia social de la responsabilidad de ser servidor público del poder judicial, de ahí que en su mensaje les pidió a sus trabajadores: “ser eficientes en el uso de los recursos materiales puestos a nuestra administración, cuidar de los equipos informáticos, del mobiliario, de los consumibles etc. Hacer un uso racional de los tiempos laborales, cumplir con nuestro trabajo es hacer bien las cosas y a la primera”.
Con su excelente oratoria, cerró su mensaje con estas reflexiones, la obligación de atender con decoro a los justiciables, servirle a los peticionarios de justicia “con dignidad, amables, con una sonrisa que les vuela el aliento y sientan que llegan a una institución con rostro humano”.
Importantes los argumentos finales del togado; en ocasiones jueces, magistrados, personal de apoyo a las funciones sustantivas, incurren en dilaciones que generan corruptelas, por eso dijo: “no olvidemos que tenemos el monopolio de la justicia en Nayarit, somos los únicos responsables de generar con nuestros actos que la gente al acudir ante nosotros con angustia, desesperanza y dolida por la injusticia, se lleva un servicio atento y de calidad”.
Ponderó la importancia vital que tiene la administración de justicia, negando que sea un espacio mercantil, que se disputa al mejor postor; porque: “lamentablemente el ciudadano no tiene otra opción, la justicia no es un servicio que pueda darse por la ley del mercado en el que el usuario pueda decidir entre varias opciones posibles, como si fuese la compra de un producto comercial. No abusemos de ese monopolio, hagamos de nuestro trabajo una actividad que nos honre en cada acto”.
Un excelente discurso dicho con el corazón y el entendimiento de que hoy, son tiempos del reclamo social y de cumplir pulcramente las funciones del poder judicial.
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