Es una recurrencia absurda e improcedente, primero constatamos hace unas semanas, la singular manifestación de algunos ¿padres de familia? ¿activistas contrarios a la rectoría..? contra del rector de la Universidad Autónoma de Nayarit, a quien lo hacen responsable de la insensatez de que un número importante de aspirantes a ingresar a la UAN en sus diversos niveles, no pudieron alcanzar los promedios mínimos para competir por un lugar en las Unidades académicas.
Hubo un intento de zafarrancho, empero, de este lance se colgaron los obtusos de siempre y algunos medios registraron las expresiones soeces y acres descalificaciones que se hicieron en contra del contador Juan López Salazar. Nada extraño desde luego, cuando se enfrentan dos puntos de vista absolutamente antitéticos; la rectoría en su inquebrantable afán de lograr la excelencia académica en todo el campus, y los mediocres de siempre que consideran que a la de a güevo, todo analfabeta funcional debe ocupar un lugar en la universidad de todos los nayaritas.
El eterno problema de abaratar los espacios de la universidad para que aspirantes que no tienen el mínimo de conocimientos que se debiera tener en esta etapa, lleguen con calzador a una preparatoria, a una carrera que, quizás a la postre no terminarán; el asunto que destaca es la actitud rijosa, provocadora y estólida que, afortunadamente no llegó a mayores, la gente de la rectoría mantuvo un ominoso silencio, dejando el tema suelto, que muriera por inanición.
No conozco si el rector de la UAN tiene un “war room” para visualizar y desactivar las broncas mediáticas que trascienden hacia los medios locales; todo lo que suceda en el campus –bueno o malo- debe ser del conocimiento de la sociedad, porque en estos momentos que está en tela de juicio el asunto de los dineros que la ciudadanía aportamos con el polémico impuesto especial y la impune y deleznable actitud de los alcaldes de quedarse para sí de estos dineros que deben ser entregados al patronato, el decurso de las actividades sustantivas es importante para el rector y su adecuado funcionamiento al frente de sus responsabilidades.
LAS MIASMAS, EL LODO
Uno de los sindicatos marginales, que ahora es dirigido por un singular personaje ex catedrático de la UAN, ex funcionario del área de “inteligencia” del gobierno de Antonio Echevarría, como cada año, repitió en estos días sus lances en contra de la administración rectoral, pujando para seguir siendo beneficiario de las nóminas de este centro de estudios, nada nuevo desde luego, su accionar pedestre es ampliamente conocido por los sectores universitarios, que saben de su real presencia en catedráticos y trabajadores.
Empero, este nuevo lance en contra del rector, al ver la inutilidad de sus agravios, inició un singular procedimiento para defenestrar a Juan López Salazar, poniendo en tela de duda la legitimidad de su rectorado; y lo deleznable, el hecho de que inició una serie de difamaciones y dicterios en contra de la esposa del rector.
Vulgar y ordinario como son los ataques verbales que caracterizan a este personaje, llevó su lance con los contestatarios de las instituciones públicas de la entidad; ahí donde existe el territorio virtual, de la injuria y del agravio sin castigo, hemos conocido que aún con la calidad de universitario, este tipo de personajes, pueden llegar al estercolero más vil que enloda todo espacio de comunicación social.
Y es una pena que esto suceda, son los rescoldos del viejo pasado universitario que se niega irse a las vitrinas de la fea historia que en Nayarit protagonizaron, porros y vividores que dilataron en demasía el crecimiento académico y el reconocimiento social de que la UAN, es un centro de estudios superiores que tiene ya calidad académica y un claro rumbo de mejoramiento integral en sus funciones de formación de los profesionales que reclama la sociedad en este tiempo crítico que vivimos.
De este feo asunto, se destacan varias lecciones; la estupidez mayúscula no tiene distingos y se deposita en personajes que se ostentan como el epítome de universitario; y que en esta comunidad, poco o nada impactan lo desagradable del encono y las descalificaciones que llegaron al nivel personal del rector y su familia; y tercero, que es lo preocupante, que en la rectoría y en algunas unidades académicas en donde existen personajes con apetitos para suceder a Juan López, han permanecido en ominoso silencio.
Quizás por lo desagradable del tema, han optado por dejarlo morir de inanición; sin embargo, siendo la UAN una institución realmente importante para la sociedad nayarita, bien pudiera considerarse viable, instrumentar un “war room” para desactivar las miasmas que se registran en medios y redes sociales; vivimos el riesgo permanente del ataque vulgar y pedestre en la sociedad digital, y con un poco de seso y astucia, estas expresiones de manera paulatina se irán a la alcantarilla de historia, de lo que nunca debe suceder en el campus universitario.
Puede ser pues una opción…
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