- Las consecuencias de la pandemia, confinamiento-libertinaje
- Una sociedad que rompe disposiciones, desobedientes
En México, hemos dado el ejemplo del cómo no enfrentar la pandemia que azota a la humanidad; ante la precaria, errática y criminal política del gobierno de la república, la sociedad por sí misma enfrentó lo peor con diversos resultados, a los disciplinados, el confinamiento voluntario y el extremo en los cuidados nos ha permitido conservar la salud; en cambio a los desobedientes, irredentos e irresponsables, les ha impactado la pandemia y, lo más grave, como se desconoce quiénes son los asintomáticos, por ahí andan pululando cientos de miles de contagiados sin síntomas.
La aparición de la vacuna, esa extraordinaria hazaña de la ciencia nos muestra la mezquindad del mundo contemporáneo, en donde las economías que dominan, acapararon sus activos para vacunar a sus pueblos y dejando a economías pobres y emergentes a su suerte; algunos países como México confiaron en la ONU y en OMS que acreditaron su ineficacia ante la realidad del mercado y henos aquí, haciendo el triste papel de mendicantes del poderoso gringo vecino para que nos pase unos cuantos milloncitos de vacunas.
En este panorama, Rusia en Europa y África y China en oriente y en América Latina, están cubriendo las necesidades de estos pueblos; con disfunciones, con tintes políticos y con un plan de vacunación que para operarlo tiene problemas, así, en México ya se está vacunando, no existe sincronía, en algunas entidades ya les aplicaron la segunda dosis y en la mayoría del territorio nacional apenas va un pequeño porcentaje de aplicación en la primera dosis, queda la incertidumbre que ni los propios «siervos de la nación» pueden dilucidar, de dar la seguridad de la aplicación de la segunda dosis.
Pero el mexicano hoy está desesperado, desde diciembre, con la medio apertura de antros la gente salió a la calle, y el resultado de sus excesos lo conocimos en enero y febrero; y sigue la racha, la gente sale porque está desesperada, de confinamientos, de falta de trabajo, de ausencia de lo que nos era común, la inter acción humana, la socialización, el resultado..? el incremento de alcoholismo, que es un agranda penas, y que como deshinibidor deja salir lo peor de la conducta del hombre.
El incremento de violencia intrafamiliar, el acoso, los golpes a las mujeres encerradas, los feminicidios, son la respuesta brutal a la inclemencia de la pandemia, con gobiernos maniatados con sus limitaciones estructurales, hoy la sociedad se debate en buscarle salidas a la desesperación, el incremento de accidentes de tránsito, de la gente que se mete a las playas alcoholizada, es la muestra genuina de la angustia de las personas, inmersos en querer trabajar y recuperar espacios sociales perdidos.
El problema de fondo, lo que subyace, es que la humanidad se resiste a olvidarse de lo que nos era consustancial en sociedades como la nuestra, las convivencias comunitarias, los estadios, los restaurantes, las playas, los parques públicos, los cines, los teatros, los conciertos, la ida a los mercados; esta humanidad no está preparada -así se está demostrando- para asumir nuevas conductas, para usar cubrebocas, para guardar sana distancia, para lavarse las manos decenas de veces al día.
Quizás se esta dimensionando otro tipo de castas o sub clases sociales, en guettos, de los pudientes y educados, que pese a ser vacunados saben y entienden que no se debe bajar la guardia y seguir con las medidas estrictas de protección, hasta que en unos años, se dominen los efectos de la pandemia, la humanidad -o lo que quede de ella- aprenderá de uno u otro modo a convivir con uno más de los millones de virus que terrícolas o extraterrestres nos acompañarán por siempre…
Y ahí viene la semana «santa» y sus migraciones a la playa, los excesos que son inherentes a este espacio que era de solaz y esparcimiento; uff..! pero no apreciamos los ejemplos de otros países, Francia impone medidas restrictivas a salidas e Italia pone a más de 52 millones de los suyos a un nuevo confinamiento…