En ocasiones, al focalizar un solo escenario del todo que sucede en nuestra sociedad, se corre el riesgo de no ver el bosque completo, se quedan atorados entre las ramas, y, la profundidad del quehacer social, hoy es importante y trascendente para todos los nayaritas. En los últimos treinta años, no habíamos tenido una dinámica de cambios de esta naturaleza, y son muchos, los que de concretarse, nos llevarían a un nivel superior como sociedad en expansión.
Una comunidad tan pequeña como la nuestra, cuando apenas somos un poco más de un millón de habitantes, tan dependiente de los recursos públicos, tiene que encontrar su destino en mejores prácticas sociales, en la economía, en la búsqueda de cuáles son nuestras auténticas vocaciones productivas.
El informe del gobernador Roberto Sandoval, puede ser un útil camino para visualizar el cómo estábamos cuando andábamos por la calle de la amargura en inseguridad, densidad delincuencial, quiebra financiera y ahogados en una inútil e improductiva burocracia, nunca antes se había llegado a niveles tales de oprobio y vergüenza pública, de una perversa administración que cometió el más grande atraco en contra de las instituciones públicas y en contra de la sociedad en su conjunto.
Hoy, en los cambios constitucionales, viene la renovación de la geografía política de ayuntamientos y el congreso estatal; llegan nuevas caras a estas responsabilidades públicas, cada cual de los ediles le mostrará a sus gobernados, el mucho, poco o nulo talento político que tienen, para iniciar sus políticas públicas; los diputados, al parecer luego de varios bandazos conductales, han reparado en que el trabajo legislativo, es el más arduo ejercicio para convencer a quién no quiere ser convencido.
Y es este contexto en que se aprecia que nuestra sociedad están en el dintel de subirse a una dinámica que le propicie un crecimiento integral; sin entrar en definiciones conceptuales entre el crecimiento que reclaman las nuevas generaciones y el desarrollo que debiera ser compartido; lo importante es darse cuenta de que Nayarit es otro, muy diferente al de hace tres años.
Una sociedad cuya diversificación de actividades productivas, se va por el bastión de bienes y servicios, sobre todo gastronómicos; decenas de restaurantes aparecen por doquier, como hongos en verano, (sobre todo, mariscos..) y se fortalecen las zonas comerciales que por su propia dinámica y fidelidad de sus clientes, remodela la imagen de nuestra ciudad capital.
Los dineros públicos cumplen la función económica de incentivar las actividades productivas, estos recursos cumplen la doble función de las inversiones públicas y el impulso al reciclaje del capital, dejando la expectativa para que los recursos del capital privado se inviertan, en áreas poco o nunca exploradas; todo esto nos indica de una u otra forma que, de manera paulatina, Nayarit es una sociedad en expansión.
La cuestión es que son los capitales externos quienes vienen a arriesgarse a la entidad.
CAPACIDAD DE CONVOCATORIA
El gobierno que preside Roberto Sandoval propicia las inversiones públicas-privadas, son capitales de riesgo que llegan para invertir en este vergel que es el territorio de la entidad; en este contexto es dónde la sociedad, la gente toda, debe percatarse de los esfuerzos de su gobernante por detonar nuestras vocaciones productivas.
Si bien el diseño de las promociones gubernamentales siguen siendo subsidiarias para el enorme conglomerado que es el campesinado náyaro, cuya consustancial güeva apenas se va modificando, la llegada de capitales de otras entidades como de Sinaloa, en dónde tienen una larga y exitosa experiencia en su boyante economía agrícola es una medida providencial para el agro local.
En su tercer informe, Roberto Sandoval agradeció la presencia de Jesús Vizcarra Calderón, accionista mayoritario del grupo empresarial Viz, que tiene en otras empresas a “Su karne”, dedicada a los cárnicos, cuya producción, más del 70% la exporta a oriente y a Rusia; y poco señaló el gobernante, entre otras expresiones, se congratuló por la presencia de estos capitales en la entidad, que vienen a contribuir al desarrollo de la economía agrícola de la entidad.
Pocos de los ahí presentes repararon en la importancia que tiene el sinaloense en la economía ganadera y agrícola en el país; y con la enorme capacidad de convocatoria que tiene Roberto, la realidad de las inversiones se diversifican y se fortalecen; es un campo prácticamente virgen, la economía agraria de autoconsumo y de monocultivos ya es cosa del pasado; no han visualizado a cabalidad los hombres de campo, el enorme potencial que se deriva de la construcción del Canal centenario.
Esta es, para el titular del poder ejecutivo, la difícil condición de modificar la cultura ancestral del campesinado y productores agrícolas locales; se les ha puesto en bandeja de plata un proyecto de una enorme y trascendental importancia, y como tales, fieles a su historia no se han organizado por sí mismos, están en espera que papá gobierno les diga por dónde.
Existen dineros públicos y de entidades continentales que inyectan recursos a las actividades productivas, solo que se requiere una enorme capacidad de gestión y de organización para la producción; se imponen las asociaciones públicas-privadas y la generación de sociedades mercantiles agrícolas de objetivos claros y precisos, la economía agraria en la entidad, con las inversiones públicas del gobierno de la república y las privadas que ha traído Roberto, puede –y debe crecer a todo lo que da su potencialidad.
Lo que abruma es, la manida dependencia política y económica del gobierno estatal, que siguen considerándolo como la madre nutricia de toda actividad productiva en nuestro territorio; debemos de machacar que lo urgente es el cambio de mentalidad, que se suban a la dinámica de desarrollo empresarial, que surjan los emprendedores y se termine la secular dependencia, que se atrevan a ser empresarios agro industriales; so pena de ser superados por grandes empresas que ya probaron su eficacia en otras entidades.
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