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Necesario construir nueva interlocución
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Queda atrás el modelo asistencialista
En el largo milenio del dominio político de los gobiernos emanados del PRI, el modelo implicaba un Estado incluyente y controlador, que a su vez otorgaba concesiones y un margen de movilidad política para los sindicatos de los órdenes de gobierno y de prebendas económicas y de representación popular para sus dirigencias.
De esta manera, se eternizaron las cúpulas sindicales y con la evolución del Estado mexicano, cayó en desuso este modelo; cuestión que al no percatarse de ello los gremios sindicales, la realidad de una práctica política distinta del ejercicio del poder, impuso las draconianas condiciones que hoy prevalecen.
Sin interlocución, con el argumento de resolver atrasos y enclaves seculares, en el gobierno de Nayarit se dieron cambios legislativos que impusieron una nueva realidad de las relaciones del poder ejecutivo con los sindicatos de sus trabajadores.
Y trajo como consecuencia la rijosa confronta que hoy persiste sin que de alguna de las partes se aprecie la intención de tener ánimo negociador para llevar de una mejor manera la obligada interlocución que están forzados a tener las partes.
El secretario de administración y finanzas, no tiene entre sus virtudes la urbanidad política, olímpicamente desdeña todo encuentro para resolver o conciliar los intereses controvertidos; un gobierno estatal, supeditado a las ocurrencias del gobierno de la república que sin avisos previos, le quita cientos de millones de pesos del PEF que le corresponden a la entidad, sin mediar justificación alguna, salvo la obediencia estricta que impone a los gobiernos de Morena.
La ausencia de comunicación política de la administración genera de una u otra forma la expresión última del poder sindical, protesta estridente contra el gobernante y sus funcionarios del núcleo cercano y el paro de labores y la perturbación de la vialidad de esta sufrida ciudad con sus protestas; cada parte en lo suyo.
Es el despliegue de la hegemonía política, con legitimidad plena y el innegable derecho de los sindicatos de elevar su voz, sin que exista el escenario para colegir qué tipo de conquistas sindicales son ya inaplicables por la imperativa condición de que no existe recurso financiero que alcance.
Una nueva realidad política y sindical que la sociedad reclama congruencia, resolver lo que aparece como un estancamiento en las posiciones de cada cual, los ciclos históricos no se detienen, aunque existan estas disfunciones en la interacción del gobierno con sus sindicatos.
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