En la comunicación política es más importante la percepción que la realidad, no es tan importante lo que eres a lo que creen que eres, lo que dices a lo que escuchan los públicos, lo que sientes a lo que transmites; en este laberinto se encuentran los corifeos del junior candidato de la derecha.
El International Institute for Democracy and Electoral Assitance en su material Comunicación política en campañas electorales afirma que “…en la comunicación política, la percepción es el punto de partida y de llegada. Uno puede tener una imagen de sí mismo, pero si la gente me percibe de manera distinta, esa percepción que el ciudadano tiene de mí, es la que prima, pues es la que decide el voto”.
Así resumimos, el ser (un candidato) percibe y es percibido.
Podemos utilizar la filosofía en la discusión de que es más importante la realidad a la percepción; y así explicarnos como la percepción puede enrarecer la realidad y hacerla propia.
Si el canon de la comunicación política nos indica que todo ser humano puede percibir y ser percibido, al emitir y recibir constantemente un flujo de información que altera en cierto modo la forma como ve el ambiente que lo rodea, ergo, el elector siempre votará por aquello que crea que es, no que sea, sino lo que crea que es mejor para él o para su comunidad, entorno social, familiar, político o cultural.
Es por eso, que es de vital importancia que las comunicaciones jueguen un papel fundamental en el desarrollo de una campaña electoral; y todos los actos cuentan; todos, algo tan simple, el cómo se conduce un candidato al ir a comer a un restaurante. Esta es, la experiencia del escriba:
MIGUEL ÁNGEL NAVARRO en el Quincho.
La consorte y el escriba ya estábamos hace un par de meses comiendo en este restaurante y llegó Miguel Ángel Navarro con su esposa, saludó a las personas que ocupaban las mesas contiguas, el lugar estaba prácticamente lleno; y de todos los comensales, un 90% por ciento de los ahí presentes, fueron a la mesa que ocuparon para saludar al ahora candidato del Morena.
El galeno los atendió con diligencia y educación, cada persona que llegaba a su mesa, invariablemente se levantaba para recibir el saludo y presentar a la doctora Beatriz, su esposa que amable sonreía, sin abrumarse por la gente en los preámbulos de su comida; no hubo ninguna impertinencia, todos disfrutamos de los cortes y un buen tinto.
MANUEL COTA en la Ola de Insurgentes.
Fue hace un poco más de una semana, sábado y el escriba con familia e invitados nos encontrábamos en la Ola de insurgentes; casi lleno el lugar, entra Manuel Cota acompañado solo de su esposa Amparo, ella discreta y el candidato del PRI, sonriendo, saluda a quienes lo reconocen; se sientan y los meseros van a saludarlo entusiasmados, algunos se toman selfies, el lugar abarrotado, algunas mesas ocupadas de gente de fuera; y aunque Manuel está atento a sus teléfonos, la mayoría de comensales locales fueron a saludarlo.
El grandote candidato, se levanta, amable recibe los saludos y atiende a su mujer que le pide ordenar la comida para llevar; no hubo una muestra de enfado por el abrumar de los saludos, luego de llevarles dos bolsas grandes de alimentos, se retiran con el amable saludo de quienes lo reconocen.
ANTONIO ECHEVARRÍA en el Marlin
Ahí estaba el escriba hace poco más de tres de semanas, fin de semana y el amplio lugar de Martín Pérez empezaba a llenarse (antes de que llegue el Bachis y corra a la gente) plática de negocios, llega el junior acompañado de algunos exultantes integrantes de su círculo íntimo, van por el pasillo, no saludan a nadie, sus acompañantes sonríen al ver que son reconocidos y de que los comensales los vieron con el candidato de la derecha.
Sí, no saludaron a nadie; se metieron al fondo, al salón privado que tiene el restaurante, puros hombres, algunos treintones solteros, y otros descarriados profesionales que nunca salen a restaurantes con sus esposas.
Mis compañeros de mesa me preguntan; “¿y ése muchacho es el candidato del clan Echevarría..?” –sí, les contesto; y ante la arrogancia y el desdén con que entraron a su restaurante, me señalan: “¿y qué no sabrán él o sus genios que le acompañan que toda campaña es un acto de seducción de los votantes potenciales..? ¿así se conducen ..?”
COLEGIMOS QUE
En la comunicación política todo cuenta, y de sobremanera, el lenguaje perceptual que transmiten los candidatos, toda vez que con los actos cotidianos, naturales y espontáneos se facilita el proceso de construcción de una percepción positiva del candidato, y la estrategia que despliegan para conseguir la mayor cantidad de votos para obtener un resultado positivo, es decir ganar, y esto solo se logra obteniendo una percepción efectiva y atractiva en el potencial elector.
En sus sesentas, Miguel Ángel Navarro y Manuel Cota, cada cual representa el epítome de las proyectivas de sus respectivos partidos, cada uno con su peculiar talante, sobrios y experimentados, curtidos por los años de luchas políticas y los avatares de su existencia; helos ahí desarrollando lo mejor de sus potencialidades.
En el joven candidato de la derecha, su afición al sibaritismo le viene de prosapia, como reza la frase que le pusieron en las cachuchas que regala Chava Hernández a todo mundo “Hijo de tigre.., pintito”; hoy es lunes, usted caro lector, puede encontrar a media mañana al candidato del clan Echevarría en el estupendo Bar “Tanilo´s” pero no crea que convive con los descarriados de inicio de semana que van por un par de tragos o unas buenas cervezas…
Nó, ellos, puros hombres, tienen una mesa grande, aparte; al fondo del amplio salón; ahí –al calor de unos cuantos tragos- platican sus sueños afiebrados, y de repente, energizado por la cura, el candidato manda llamar a su mariachi “El Quevedeño” para la delicia de los otros comensales que disfrutamos la esplendidez de sus magistrales interpretaciones.
Y sí, no miente su comportamiento, ratifico lo que recientemente me dijo un talentoso abogado a quien el junior invitó a que se sume a su proyecto: “este va ser un gobierno de amigos, de trago y de queridas…” lo extraño, lo único que nunca les he visto en años de ser testigo de su sibaritismo, es que no registro la presencia de ninguna mujer, ni la propia, ni las de alquiler…
Si la meta es crear sensaciones, posicionar ideas, emitir un mensaje que sea amigable a la psiquis de los posibles electores, resulta paradójico y contradictorio el mensaje y la singular estrategia de su conducta cotidiana; el candidato de la derecha y sus íntimos que le acompañan son excluyentes, arrogantes y desdeños; con esta típica conducta de ¿machos..? funcionalmente como solteros maduros, con su síndrome de Peter Pan, no veo cómo pueden enamorar al elector.
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