Pues a partir del día de ayer, diez partidos políticos y unos cuantos candidatos independientes iniciaron sesenta días de campaña, vienen acelerados y exultantes en pos del esquivo voto ciudadano, en la entidad, solo se renuevan los tres distritos que componen la entidad y son, el objeto preciado de la nomenclatura del poder; los registros a los que tenemos acceso nos avizoran que el Pri gana el primer distrito, pierde el segundo y el tercero.
En el sur, con cabecera en Compostela, el candidato del Pan, a la fecha lleva todas las de ganar; el segundo con cabecera en la ciudad capital, el voto se diluye entre las tres ofertas de los partidos tradicionales, lo que puede significar una oportunidad para el único candidato independiente que logró el registro ante el INE, el doctor Carlos Ibarra, puede dar el estirón a la hora buena de los votos, lo augura, los miles de electores que participamos en su inicial base electoral.
Ante el desprestigio mayúsculo que tienen los partidos todos, y sus impresentables candidatos, la oferta de un candidato independiente puede despertar las simpatías de los electores, los tradicionales, los nuevos y esos que en un momento dado inclinan la balanza del triunfo electoral en la soledad de la urna; me refiero a los llamados electores “switcher”, cuyo sufragio es impredecible.
Este tipo de elecciones en la entidad, puede ser la confirmación del elector a los candidatos del Pri gobierno, después de la estridente derrota electoral en la capital del Estado, el voto del odio, del enojo que le permitió al candidato panista su sorpresiva victoria; y este es el punto quizás más cuestionable en las campañas que vienen; el panismo se puso de modo al proponer un pegote que no tiene los atributos del ciudadano mexicano para aspirar al voto pasivo, en la obvia intencionalidad de que el priísta tenga un escenario muelle, dadas sus expósitas carencias e infuncionalidades.
Gianni Ramírez, es el epítome del político cabrón, que agandalla, cicatero, que se aprovecha de los bienes públicos y del prestigio político del gobernador Roberto Sandoval, para fincar sus artilugios de campaña, los cuales, a la luz de los primeros sondeos de opinión, no lo tienen posicionado como esperaba quién ahí lo puso; la soberbia es mala consejera y hoy su fardo de defectos le ubican no como puntero.
De facto, tanto el candidato del Prd, el académico Francisco Javier Castellón, como el doctor Carlos Ibarra, están en la misma tesitura que el priísta; no hay nada para nadie, será el decurso de la campaña que cada uno de ellos emprenda con su partido y sus huestes, los que nos lleven al conocimiento de su valía ante el electorado.
LAS CAMPAÑAS DE GANAN EN TIERRA
Dice Castell´s que todas las organizaciones, instituciones y redes expresan la acción de los seres humanos, aunque dicha acción haya sido institucionalizada mediante procesos en el pasado; en ello funda el Pri gobierno su fortaleza, una amplia base social que pese a todo se ha mantenido, aunque haya sido ostensible el diez, doce por ciento de disminución en lo que llaman el “voto duro” del tricolor; porque, estimamos desde este espacio que no existe nunca un poder absoluto, en las relaciones del poder en Nayarit se ha hecho evidente su deterioro y el natural desgaste de tres años de hegemonía política.
Al existir una posibilidad de resistencia del lumpenaje uncido a los programas populistas del gobierno, se pone en entredicho sus relaciones con el poder, cierto, existe cierto grado de cumplimiento de aquellos que están sujetos al poder, empero, (y este fue el fenómeno de Tepic en los comicios pasados) cuando la resistencia y el rechazo se vuelven considerablemente más fuertes que el cumplimiento y la aceptación, las relaciones del poder y su control se transforman.
Las condiciones de esta relación cambian, el poderoso pierde poder y al final se genera un proceso de cambio institucional, así sea la amplitud de la transformación de estas relaciones, las que se convierten en relaciones no sociales y no de supeditación a una hegemonía que dejó de existir como tal; y es en este escenario que se difumina el poder que dice tener el candidato oficialista, no existe ya el dominio de la masa, y es en este caso el candidato tricolor, incapaz de reconstruir esa base, que anula su propia relación, la imposición por la fuerza no es una relación social y políticamente adecuada.
Este puede ser el escenario que se aprecie en el segundo distrito; pese a todos los esfuerzos del gobernante de hacer de sus políticas públicas una permanente y constante política de proselitismo electoral; el dejar de lado las funciones sustantivas del acto de gobernar, distinto del acto político que imbrica proselitismo hacia los comicios, el conjunto de procesos del control corporativo del voto activo de su base social, está en tela de duda, no funciona ya con la eficacia del compromiso inicial, cuando supo despertar el entusiasmo de sus electores.
Y es que son dos personas muy diferentes, Gianni Ramírez, es un mal clon de Roberto Sandoval, sus expectativas, sus alcances, su falta de luces que lo hagan singular como candidato, lo tienen en la picota del descrédito político; su enriquecimiento a la vera del poder y su consustancial cicatería es absolutamente inocultable .
Apreciamos la separación de un gobierno intervencionista, ante una sociedad crítica, del modo tal que el espacio público de control se desmorona, se suprime, por infuncional esa esfera intermedia entre el aparato administrativo y los electores; si no existe un ejercicio democrático del poder, no existe acción comunicativa, no hay coordinación funcional bajo los principios del consenso de su antigua base social; sino que se aprecia el disenso, denso y disruptivo a la hora del voto.
En fin..! apenas se inician las campañas y habremos de ver su desarrollo.
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