México tiene una larga tradición de miedos y tabúes en el difícil escenario del ejercicio del poder y dado el agandalle que han hecho los partidos políticos desde hace unos cuantos lustros, del modo en que tienen en un puño los procedimientos de acceso al poder, a un grado de control absoluto que los estudiosos de la ingeniería del poder le han denominado al actual modelo que tenemos como una auténtica “partidocracia”.
Ayer, entró en vigor la reforma constitucional en materia política electoral, son numerosos los artículos de nuestra carta magna los que fueron reformados y adicionados; en esta entrega me ocupo de la reelección de Senadores de la república, diputados federales, presidentes municipales, regidores, síndicos y diputados locales, el sistema político mexicano ha cruzado su Rubicón, no hay vuelta pa´tras; y pues todos los dioses agarren confesados a los mexicanos.
El presidente de la república Enrique Peña Nieto, en un explicable ejercicio del “quid pro quo” accedió a que se mutaran paradigmas constitucionales, en aras de obtener los votos esquivos de los legisladores del Pan y del Prd; uno y otro luego se asumieron traicionados y el “pacto por México” tuvo su formal finiquito, pero habiendo cumplido sus fines para los intereses trascendentes de la presidencia de la república.
Así, entre otras lindezas, se crea el Instituto Nacional Electoral, desapareciendo de un plumazo el IFE, un organismo que ya sentó sus bases de credibilidad en la sociedad, su actual estado de excepción, obedece a la mezquindad de los partidos y el gobierno que lo dejaron mocho, en espera de esta reforma.
Se reformó el artículo 115 párrafo tercero que establece la reelección de alcaldes, regidores y síndicos; y el párrafo tercero de la fracción II del numeral 116 para la reelección de diputados locales y de la asamblea legislativa del DF; empero, en un esfuerzo de guardar las formas, los legisladores federales, establecieron los apartados XIII y XIV de los transitorios del decreto, que establece que dicha reforma no se aplicará a los diputados locales, ediles, regidores y síndicos que estén en funciones a la entrada en vigor de la señalada reforma.
La fracción XI de los transitorios, establece que la reelección para diputados federales y senadores de la república de aplicará a partir del proceso electoral de 2018; hela ahí pues, en aras de un avance en reformas estructurales, el Pri redivivo en la presidencia de la república le apuesta a que en esta modernización legislativa, el Estado mexicano y sus ciudadanos ya están maduros políticamente y capaces para asumir este reto, reelegir a legisladores federales y estatales y a todos en los Ayuntamientos.
LA BURRA NO ERA ARISCA
En el proceso formativo de la nación mexicana, tuvimos excelentes ejemplos del oprobio del ejercicio del poder, en el siglo XIX, Antonio López de Santana; Benito Juárez y sobre todo, Porfirio Díaz, se aferraron al poder por décadas; el miedo es pues histórico; ¿está en los genes del mexicano..? si en los sindicatos ha permitido que sus liderazgos se estratifiquen como los caciques de los maestros en el Snte; Fidel Velázquez y sus herederos en la Ctm; el sindicato de petroleros y sus pachás; los liderazgos en el sindicato de electricistas; y vaya.! si hasta el “joven” líder Hernández Juárez que surgió en el sexenio de López Portillo, sigue ahí tan campante.
Mucho de lo que padecemos como patología del sistema político mexicano, se debe a la proclividad de los ciudadanos en lo particular, y por la proyectiva reaccionaria de la sociedad toda; no asumimos la responsabilidad que implica la autonomía de la libertad política, se siguen manteniendo los enclaves propios de una sociedad jerárquica; la clase política puede hacer y hace lo que quiere, porque sabe y le consta la baja estima que tiene el ciudadano en sus capacidades políticas.
En la reelección aprobada, no entran las figuras del presidente de la república ni de los gobernadores de las entidades.., uff!! menos mal.
Dos son los argumentos centrales de la reforma para la reelección, que estos políticos estarán más cerca de sus electores y se profesionalizará el quehacer político; ninguno de estos asertos nos parecen válidos; los actuales legisladores federales siguen tan alejados como antaño de sus electores, y salvo uno que otro alcalde, los que recién se fueron y los presentes, con los dedos de la mano se pueden contar aquellos que en un momento dado merecen la reelección.
Pero como no les aplica a los actuales que se van en unos cuantos meses, el cuento de esta nota, es, sin duda, la mar de importante será la designación de los candidatos electorales que ocuparán estas posiciones en la próxima legislatura y en los próximos ayuntamientos; a su unción como candidatos, va implícita la posibilidad de que pueden ser reelectos los ediles por un periodo adicional y los diputados locales, ¡hasta por cuatro periodos consecutivos…! Chulada de maíz prieto…
Le corresponde la grave responsabilidad de nominar a los mejores productos sociales, al jefe político de la entidad, al referente obligado del Pri en el poder; el poder hegemónico de Roberto Sandoval, será transexenal por vez primera en la historia política de la entidad; ¿cómo dubitará, discernirá para nominar sus candidatos..?
Habremos de preguntarle en su momento pues….
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