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MELANCOLÍA PERIODÍSTICA

  • El poder de la influencia

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Yuval Noah Harari, el exitoso escritor judío, nos dice en su último libro Nexus, que “Considerar la información como un nexo social, nos ayuda a comprender muchos aspectos de la historia de la humanidad” y en efecto, la información funciona como un vínculo que le da contexto al devenir de la sociedad; en ocasiones ha sido una arma, y en otras, la conectividad informativa no viene acompañada de la verdad, hemos sido manipulados.

La Alemania nazi y la Unión Soviética de Stalin mantuvieron ideas ilusorias sobre su gobierno y sus países, propiciando engaños masivos en sus pueblos, estas ideologías aglutinaron a millones de personas en torno a estas que son realidades intersubjetivas, que es el mecanismo fundamental para el desarrollo de las redes humanas.

Dos hechos han impactado a la humanidad, la invención de la imprenta en el siglo XV y la revolución digital del siglo XXI han sido los inventos más disruptivos que ha sufrido las sociedades humanas; antes de la imprenta las cosas eran tan extremadamente diferentes que en la antigua Grecia, Sócrates desconfiaba de los libros, acostumbrado a memorizar, temiendo que redujeran el hábito de la reflexión, y se negó a poner por escrito sus pensamientos apostando por la conversación, sus diálogos  fueron escritos por sus discípulos –como Platón- así nos lo  recuerda Irene Vallejo en su exquisito libro “El infinito en un Junco”.

El periódico, el periodismo se transformó de un medio de comunicación, en un cuarto poder en las sociedades liberales, del modo tal que hoy los viejos periodistas añoran (amos)  el poder; que es algo muy real, haber disfrutado de un enorme poder y un protagonismo determinante en la vida pública. Ésa es su verdadera añoranza; la capacidad de que un titular matutino hiciera temblar las oficinas de un gobernador, provocando su enojo y  el temblor de un secretario del gabinete al leer un editorial o la columna mordaz de un avezado columnista.

En definitiva, aquel periodismo hacía que los poderosos rindiesen cuentas sin tener los periodistas que dar explicaciones ante nadie. Eso supone un poder casi orgásmico. El principal producto de un periódico no eran las noticias, sino la influencia; una influencia social, ya que ese producto de éxito disfrutaba de un considerable prestigio para limitar otros poderes.

Por eso el periodismo era poder.

Y ahí sí existe una pérdida: el modelo de influencia ha desaparecido en buena medida, se ha diluido en el territorio digital donde mandan Google o Facebook, Tick Tok o Instagram, que se han apropiado de buena parte de la rentabilidad. Los diarios, lejos de ese protagonismo, hoy representan un papel secundario en el sistema.

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En este rancho grande que es Tepic, existieron 18, 20..! periódicos impresos, la mayoría no sobrevivieron a la inundación del periodismo digital; bajo el gobierno del bigotón de  Antonio Echevarría, al liberalizar los medios y sus hacedores; se decía que cualquiera con una grabadora portátil se decía periodista; ahora, con la red de FB, vemos conmovedoras muestras de este híbrido periodístico, portales que proliferan sin el mínimo rigor metodológico, no distinguen los géneros periodísticos y nos inundan con verdaderas agresiones al idioma, a la vida privada de las personas sin pudor ni límite alguno.

Quizás ahí está el origen de esta oleada peligrosa del oficialismo que en entidades y a nivel federal, se entroniza la censura. Los límites de la libertad de expresión, siguen siendo pantanosos.

Este nuestro portal –caro lector- cumple ya 35 años en el periodismo digital,  seguimos gozando de la preferencia de nuestros lectores; y sí, esta melancolía hoy nos abruma, ya que de ser voces de opinión que éramos escuchados con atención, hemos pasado a ser pasto de tartufos que subidos en un ladrillo de poder, se dan el lujo de despreciar las opiniones que surgen de analizar el devenir político gubernamental de nuestra sociedad.

Esta comunidad ha perdido la brújula; de la imprenta al internet, de la radiodifusión al teléfono móvil, los medios se metamorfosean, se “mediamorfosean”, y los factores clave en ese proceso son económicos, políticos, de oportunidad tecnológica —⁠que haya una necesidad en las empresas y aporten soluciones reales, que sea asequible la implementación de las nuevas tecnologías, que no haya oposición del marco legal⁠—, para el impulso de las fuerzas sociales.

Y lo hemos visto a lo largo del 2024 a la fecha, las últimas elecciones no nos han garantizado la vida democrática del país; ya que “democracia” no es lo mismo que la “dictadura de la mayoría”, sobre todo ésta, que se  obtuvo mediante la ilegal sobre representación legislativa.

Porque desde este espacio consideramos que una democracia no es un sistema en el que una mayoría, puede decidir exterminar a las oposiciones; una democracia es un sistema en el que se ponen límites claros al poder del centro.


Contacto.- cronicaslip@gmail.com


 

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Luis Ignacio Palacios Abogado, periodista de opinión e investigador de temas jurídico políticos; pionero en el periodismo de internet con su página “Crónicas del Sexenio” desde 1990. Premio estatal de periodismo en 1993. Ha sido columnista de los principales diarios impresos de Tepic Nayt. y de Puerto Vallarta Jal. Líder de opinión y referente en noticieros locales sobre el quehacer político gubernamental en la entidad.

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