· México, “la dictadura perfecta”
· Una impostura el federalismo
Poco queda de la Constitución Mexicana de 1917 , la primera en el mundo
occidental en reconocer e implantar derechos sociales y garantías
individuales; ha sido reformada en 841 ocasiones de un modo tal que todas
las reformas han modificado diversos artículos de la Constitución en un total
de 770 ocasiones. Datos hasta el mes de febrero de este 2025; antes de la
andanada que hoy manda la presidente Sheinbaum y que implica periodos
extraordinarios del legislativo federal y del constituyente permanente.
A reserva de estudiarlo, al parecer en nuestra américa latina, es el único caso
de tanta veleidosidad legislativa de los presidentes de la república que se
asumen como predestinados para dejar su huella en la carta magna;
echemos una breve oteada a las cartas que hemos tenido a lo largo de la
vida independiente:
Constitución de Apatzingán 1814, en el congreso de Chilpancingo e
impulsada por José María Morelos y Pavón, redactada durante la lucha
independentista, esta constitución fue un intento de establecer un gobierno
republicano, pero nunca llegó a aplicarse.
Constitución de 1824, fue la primera constitución federal de México, cuyos
autores se inspiraron en la Constitución de Cádiz, la Constitución de
Apatzingán y la Constitución de los Estados Unidos. Estableció una república
federal y dividió el poder en tres, ejecutivo, legislativo y judicial, conforme a la
vieja teoría de pesos y contrapesos.
La de las Siete Leyes 1836 esta carta era un conjunto de leyes que
concetraron el poder político y establecieron un sistema centralista,
reemplazando la estructura federal de la que propuso la de 1824.
La de las Bases de Organización Política 1843, esta fue el intento de reforma
de la constitución de 1836, que mantuvo el sistema centralista pero introdujo
algunas modificaciones.
La Constitución de 1857 que fue promulgada durante la Reforma, esta
constitución restableció el sistema federal y estableció importantes reformas
en temas de derechos individuales, religión y propiedad.
Y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, que
promulgada después de la Revolución Mexicana, y se asume que constituye
el proyecto de los revolucionarios para hacer gobierno los ideales revolucionarios ya que incluye disposiciones sobre la tierra, la educación y la justicia social.
El centralismo surgió como una reacción a la inestabilidad política y la
dificultad de implementar el federalismo en el país, según lo ha publicado en
sus sentencias el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
La de las Siete Leyes de 1836 y la de las Bases de 1843 fueron intentos de
consolidar el poder central y establecer un gobierno más fuerte y unificado,
según algunas enciclopedias de la Memoria Política de México.
La Constitución de 1857, por otro lado, restauró el sistema federal y promovió
la separación de poderes y las garantías individuales, lo afirma el Instituto de
investigaciones históricas de la UNAM.
Si bien la Constitución de 1917 mantuvo el sistema federal y añadió
importantes reformas sociales y laborales, el régimen político de caudillos
hizo inviable en el siglo XX el sistema federal, empero, a partir de la
revolución hecha gobierno y la creación del PNR, que evoluciona al PRM y
luego al PRI, de dónde se nutre Morena para imponer su autarquía, en
México el federalismo ha sido un retórica constitucional muy lejos de operar
en la realidad política.
La alternancia en el poder, a partir del 2000, nos llevó a un estado de
democracia política, democracia electoral, empero nos trajo el populismo que
con sus métodos para legales se ha entronizado en todo el país, operando de
facto el más crudo e injusto centralismo; sobre todo con los métodos
implantados, sin mediar palabra, nada más le quitan a los gobiernos estatales
decenas o cientos de millones de pesos de las participaciones federales.
Y los gobiernos estatales hacen lo propio con los Ayuntamientos; la filosofía
política que está inmersa en el viejo texto del numeral 115 constitucional,
seguirá siendo el más caro deseo e inalcanzable para un pueblo y una nación
tan incoherente como el mexicano.
Dejémonos de simulaciones, el centralismo autocrático ya impera en México,
y Morena lo lleva a cabo sin pudor alguno; es más, se regodea de ello; en el
viejo régimen, se guardaban las formas y quedaba al menos el “derecho de
pataleo..”.
Contacto.- cronicaslip@gmail.com
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